17 de enero de 2009

La suerte de ver "Slumdog Millionaire"


Imagina un mundo diferente. Imagina un lugar donde el reloj gira en otro sentido. Regresa a la época de los universos poéticos cinematográficos. A esas butacas de cine donde no podías reclinar tu espalda por culpa del contrapeso de una mandíbula abierta.

¿Ya? Entonces imagina la India, añádele un poco de Danny Boyle, échale una pizca de originalidad y un pelín de estilo narrativo. Ahí lo tienes: "Slumdog Millionaire".

Qué película. Me ha dejado sin palabras. No me esperaba algo así. Me ha sorprendido. Y eso que me daba pereza ponerme a verla: el universo Bollywood y las grandes historias de superación personal no me atraen lo suficiente. Pero es que "Slumdog Millionaire" no es eso. No se puede comparar con nada. No existe algo parecido. Es ella en sí misma.

Nos quejamos con insistencia por la falta de ideas a la hora de contar una historia. Que "ya no se hace nada nuevo", dicen algunos. Y tienen razón. Nadie se atreve a innovar, a romper los incómodos grilletes de la narración convencional. Pero esta película lo hace, y de una manera brillante.

El film se divide básicamente en tres dimensiones: niñez y adolescencia; participación en la versión india de "¿Quieres ser millonario?", y el presente. Todo a través de flashbacks, guiños, juegos con el espectador, sorpresas... Gran parte del mérito, sin duda, está en el montaje. La guinda que hace que este pastel sea delicioso.

Y Danny Boyle, que es capaz de lo mejor ("Trainspotting" y "Millones") y de lo peor ("La playa"), regresa con algo de lo primero. Eso sí, es un director que arriesga, que se la juega, que suele proponer algo diferente y que se atreve con público y crítica. No siempre que arriesgas ganas. Pero para ganar también hay que arriesgar.


La película cuenta la historia de Jamal, un joven cuya experiencia vital y fortuna le arrojan a la silla de un famoso programa de televisión. Allí, ganará el premio más alto, siendo acusado de hacer trampas por la Policía. Hasta aquí, un resumen simplista de la trama de la película, de su columna vertebral. Pero es mucho más, es inmensa.

Unas calles de la India atestadas de gente, niños que viven en la extrema pobreza, corrupción, mafias, dinero, amor, amistad, supervivencia, casualidades... La India de esta película es un mundo aparte. Un mundo aparte incluso de la propia India. La adopta y se deja llevar por sus calles, por sus esquinas, convirtiéndola en un personaje más de la película. Me han entrado unas ganas terribles de viajar allí. Como la cultura oriental, tienen algo que les hace ser/parecer diferentes al resto del mundo.

Los actores, increíbles. Casi juraría que existen de verdad. Esos niños en la infancia del personaje, con sus gestos, sus carreras, sus amenazas y maneras de hablar ya merecen ver la película. Me imagino al director intentando dar explicaciones y correcciones a la hora de rodar con esos chicos, y veo el resultado final y me quedo boquiabierto. El actor protagonista, Dev Patel, al que ya pudimos ver en la serie para adolescentes "Skins" (de la que algún día hablaré), interpreta a Jamel. No es brillante, pero deja buenas cosas. Aunque, repito, es espectacular la interpretación de todos y cada uno de los actores: desde la niñez del personaje hasta a su adolescencia.

"Slumdog Millionaire" es una de esas películas que recomiendas pero que luego nadie ve. Eso sí, todo aquel que lo haga pasará a formar parte de un grupo de personas que sí ha tenido la suerte de hacerlo. Algo parecido a lo que sucedió con "Ciudad de Dios". Hay que verla, sí o sí. "Slumdog Millionaire" es la mejor película de 2009.

2 comentarios:

El orejas dijo...

Ya van dos veces que me la recomendáis desde este blog, habrá que ponerse a ello.

Me gusta Danny Boyle y lo que decis de él, es un tío que arriesga, hasta "La playa" merece un visionado para ver lo que es riesgo de verdad

Iñaki Mayora dijo...

Queda todo 2009 por delante, no digas que es la mejor película...