7 de enero de 2009

"El desafío: Frost contra Nixon", el 2009 trae buen cine


El otro día lloraba y pataleaba al ver cómo la cartelera, triste y delgada, echaba de menos a esas películas que realmente merecen la pena, aquellas que se elevan por encima de la mediocridad rutinaria.

Pero podéis estar tranquilos, porque viene algo bueno: "El desafío: Frost contra Nixon", lo nuevo del intermitente Ron Howard. La película, basada en hechos reales, cuenta la historia de David Frost, un periodista que tendrá en sus manos la posibilidad de entrevistar al expresidente Richard Nixon por primera vez después del escándalo Watergate, para someterlo al juicio que nunca tuvo. Todo ello, desde una nueva perspectiva fresca que consigue aportar un nuevo enfoque al ya de por sí manido tema.

Quiero empezar por los que, en mi opinión, son los puntos fuertes de la película. En primer lugar, el soberbio guión de Peter Morgan. No solemos prestar mucha atención a los guionistas, ni suelen ir en los grandes carteles. Pero cuando un guionista lo hace bien, hay que decirlo. Porque el guión es la base fundamental de una película, y si el guión está bien hecho, ahí hay una buena película. Si el director y el resto del equipo no lo estropean, claro.

El guión de "Frost/Nixon" es espectacular, candidato al Oscar sin lugar a dudas. De no serlo sería injusto. Tiene momentos espectaculares, pero yo me quedo con uno: la conversación telefónica entre el periodista y el expresidente. Magnífica.

En segundo lugar, el desafío interpretativo entre los dos actores principales, Frank Langella (Nixon) y Michael Sheen (Frost). Un duelo soberbio, cargado de matices y explosiones, que alcanza su cima precisamente en los momentos en los que la palabra desaparece: en las miradas entre entrevistador y entrevistado, ya por el final.

Si hay algo con lo que me quedo de esta película es con sus silencios, esos momentos de enfrentamiento entre uno y otro. Momentos en los que no se dice nada pero se dice todo, esa gran capacidad de sugerir lo que piensan ambos. Ahí es donde la película consigue ser tan buena.

Decir, como es lógico, que Frank Langella, cuyo parecido asusta, suena mucho en las quinielas para mejor actor, y no me sorprendería que así sonara también Michael Sheen. El primero, por su gran interpretación del expresidente Nixon: sus gestos, su andar, su voz... y el segundo, por las geniales y falsas sonrisas de su personaje, las caras ante las cámaras y los momentos de angustia de Frost.


Y a la hora de hablar de los actores secundarios, me quedo con la mayoría: Rebecca Hall en su papel de chica del periodista: dulce y natural; Kevin Bacon, hombre de confianza del expresidente, que como siempre es uno de los mejores; Oliver Platt, como investigador y asesor de Frost; Matthey Macfadyen, que con ese pelo y esas gafas me resulta algo extraño; y Sam Rockwell, que al haberlo visto tantas veces en papeles de tarado se me hace raro verlo haciendo un papel serio, aunque al final no lo hace mal.

Así, la película trata un tema complicado que ya hemos visto mil veces, pero desde una nueva perspectiva más personal que intenta escarbar en lo más profundo del personaje de Nixon, dejando que él solo se exprese, sin demasiados juicios externos ni críticas innecesarias. Simplemente dejando que él mismo lo diga y se exprese.

¿Y por qué no he hablado todavía del director, Ron Howard? Los puntos negativos, como siempre, es mejor dejarlos para el final, para que la gente que lee solo el principio no se desanime al ir a verla. Repito, hay que ir a verla, es una buena película.

Pues bien, Ron Howard podría haberlo hecho mejor. Con ese guión y esas interpretaciones, se podría haber hecho una mejor dirección. Los pilares y las paredes estaban ya hechos, solo había que poner un buen tejado.

Howard no está al mismo nivel. No destaca. Su dirección es simplemente correcta, pero no brillante como se podría esperar. Hay cosas que podrían haberse dicho o hecho mejor. Por poner un ejemplo: la película recurre al falso documental para explicar partes del argumento, lo que en mi opinión demuestra una falta de recursos al no haber sabido decirlo de otra manera. El falso documental, en este caso, no funciona.

La banda sonora, del archiconocido Hans Zimmer, no destaca por su originalidad ni sorprende. Simplemente es correcta.

Así que, en resumen, no queda nada para volver a ir al cine con ganas, y encima, para salir contentos, muy contentos. Satisfechos por haber pagado por un producto de calidad, que merece la pena. Una de las películas del año y, posiblemente, una de las candidatas a varias estatuillas doradas.

Me siento bien cuando se estrenan buenas películas.

"El desafío: Frost contra Nixon" se estrena en España el 13 de febrero.

1 comentario:

Daniel Vidal dijo...

Vista en preestreno, me parece todo un peliculón que destila mucha calidad en el guión, la dirección y la interpretación de su destacado reparto.
La música de Hans Zimmer acompaña muy bien (sin protagonismos) a una película con unos "tiempos" muy bien gestionados.
Recomiendo verla.
Más información:
http://himajina.blogspot.com/2009/01/el-desafio-frost-contra-nixon.html