Me da rabia. Me da mucha rabia y estoy enfadado. Tremendamente enfadado. Enfadado porque vengo de ver "The Dark Knight (El Caballero Oscuro)", y me fastidia haberla visto. ¿Por qué? Porque nunca jamás podré volver a verla por primera vez. Porque ya nunca más podré saborearla de la misma manera en la que lo he hecho hoy. Qué maravilla de película, qué placer para los sentidos. Qué semana tan buena, con Wall-E, y ahora esto.
"Y... allá vamos" decía el Joker, sin parar, durante algo más de dos horas y media de película. Un ritmo incesante, veloz, ágil, efectista. Desde el primer minuto hasta el último, una escena tras otra, frase tras frase.
Christopher Nolan ("Memento") vuelve a reinterpreta a Batman de manera magistral, siguiendo el camino ya trazado por "Batman Begins", pero sobrepasándola y dejándola lejos, muy lejos. Su personaje es oscuro, humano, se hace daño, siente, no es perfecto.
"The Dark Knight" no es una película de superhéroes. No trata sobre eso. Los personajes de este filme son personas, actúan como personas. No es esta una historia sobre un hombre invencible que vence al Mal y consigue elevarse por encima de todo. Es una historia de bases sólidas, de un guión casi perfecto, que refleja con gran acierto la dicotomía moral presente en el personaje de Christian Bale (Batman). ¿Seguir arriesgando su vida y la de los suyos para acabar con los criminales, o confiar en la justicia del fiscal Harvey Dent (Aaron Eckhart)? ¿Todo el mundo puede corromperse y fallar a sus ideales más nobles? ¿Hay que tener esperanza en los hombres? ¿Todos pueden ser el Joker?
La respuesta es no, todos no. Porque la actuación de Heath Ledger es simplemente descomunal, brillante, inmejorable. Cada escena, cada plano, cada gesto. El lugar donde Ledger ha dejado al Joker está muy alto, casi en la cima. Qué pavor, qué miedo, qué mente tan enferma y esquizofrénica ha sabido dibujar: con su lengua, sus labios, su maquillaje, sus andares, sus cicatrices, su forma de hablar... Y cuando sales del cine te enrabietas, porque sabes que nunca más podrás volver a ver a ese actor que desgraciadamente se lo llevó la muerte allá por el mes de enero. Maldita sea. Maldita sea...
Pero la película es algo más que Ledger. Hay mucho más. Están Michael Cain en el papel de 'Alfred'; Aaron Eckhart en el de 'Harvey Dent'; Morgan Freeman como 'Fox'; Maggie Gyllenhall como 'Rachel Dowes', y Gary Oldman como el teniente 'Gordon'. ¿Quién está mejor? Ninguno. Todos están soberbios. Cuando se elige bien, se escribe un buen guión, y se maneja bien a los actores, sale esto, algo bueno. Y por cierto, en este sentido, gran acierto el cambio de Maggie Gyllenhall por Katie Holmes, que fue quien interpretó a Rachel en la primera película.
La banda sonora, obra de los maestros Hans Zimmer y James Newton Howard es una compañera ideal. No es la más brillante jamás compuesta, pero sí la creadora de una atmósfera oscura y siniestra que ayuda en ese objetivo a la película. Cumple con creces.
En definitiva, "El Caballero Oscuro" es un placer para los sentidos, 152 minutos de puro espectáculo, de cine con mayúsculas. Es hasta el momento la mejor película del año (¿Oscar para Ledger?), y me atrevo a decir más, de los últimos cinco años. Nolan devuelve con ella la esperanza a tantos como yo, personas que creían que el cine se había olvidado de hacer buenas películas. Cómo os envidio, algunos de vosotros todavía podréis disfrutarla por primera vez...
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19 de agosto de 2008
"El Caballero Oscuro" o cómo hacer una buena película
Publicado por Anónimo
a las 1:43
Etiquetas: Aaron Eckhart, Christian Bale, Christopher Nolan, Crítica, El Caballero Oscuro, Estrenos, Heath Ledger, Maggie Gyllenhaal, Michael Caine, Morgan Freeman, Oscars, The Dark Knight
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1 comentario:
Me ha gustado tu análisis, muy humano, muy cercano. Y apuntas una cosa que es muy cierta, no es una pelicula de super heroes, no hay super poderes, es una historia de hombres.
Me sigo reiterando en lo mismo, Christopher Nolan tiene suerte de tenr tan buena obra entre manos, porque su trabajo no podía ser peor.
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