12 de agosto de 2008

"Wall-E", un robot entre tanta basura


Vengo del cine. Acabo de ver "Wall-E". 103 minutos de cine de antaño, del bueno, del que todo el mundo se había olvidado: para todos los públicos y mudo. Vayamos por partes.

Cine para todos los públicos: Pixar. El enviado en la Tierra para devolvernos aquel cine perdido de"Aladín", "El Rey León" o "Merlín el encantador". Esas películas entrañables, bonitas, para todo tipo de gente, con mensaje, con amor, con amistad, con simpatía. Esas películas que te hacen sentir un niño feliz. Un retorno a la infancia, un suspiro al final del filme. Un sentimiento que parecía olvidado dentro de la factoría Disney, que tras engullir a la magnífica Pixar, ha conseguido recuperar su antigua buena senda. Es "Wall-E" por tanto la confirmación de ese tipo de cine, que Andrew Stanton está devolviendo a sus legítimos dueños: el público.

Cine mudo: Charles Chaplin. El paradigma de la expresión facial y corporal. El hombre que alcanzó cotas cinematográficas inalcanzables. Los gestos, la timidez, la torpeza, la ingenuidad, las miradas... EL SILENCIO. La ausencia del diálogo. La falta de diálogo. La lucha contrapuesta de lo tradicional y lo imperfectamente novedoso. El genio de todos los genios. El abanderado del amor y la inocencia infantil como herramienta indispensable para la salvación humana.

Y todo esto, mezclado, es "Wall-E". Esta es su anatomía. Un robot olvidado en la Tierra cuya misión, allá por el año 2715, es empaquetar y ordenar toda aquella basura que los humanos acumularon antes de huir al espacio, cuando el Mundo se les había quedado pequeño. Wall-E vive solo, acompañado únicamente por un bicho.


Pero sus facultades, que son humanas, y su sorpresa, infantil, son perfectamente reales. Se sorprende como un niño, le maravilla el mundo de ahí fuera. Pero lo que más le fascina es un vhs de la película "Hello Dolly!"... Un algo que sólo consigue dárselo el cine. El cine le enseña el amor, y este amor, llegará más tarde abordo de una nave. Es Eva, un modernísimo robot estilo Apple que cambiará por completo su monótona vida diaria.

La primera media hora es fascinante. De lo mejor que se ha hecho nunca. La segunda parte, simplemente espectacular. Unos humanos huecos, vacíos, gordos y sedentarios; un mensaje ecologista perfectamente hilvanado; una reflexión profunda de adónde queremos ir, qué puede pasarnos y qué no debemos olvidar; y un mensaje de amor que hacía años que no llegaba de esta manera.

Y en el apartado técnico, todo huele a Oscar: una ambientación increíble, una banda sonora espectacular (Thomas Newman) y una animación minimalista (3 españoles: Rodrigo Blaas, Carlos Baena y Enrique Vila). Pero sobre todo, unos efectos sonoros sinceramente insuperables, cuyo culpable no podía ser otro que Ben Burtt, autor entre otras lindeces del sonido de Dark Vader o R2D2.

Así que para una película buena que llega, id al cine. Porque en nuestras carteleras se acumula la basura, y entre toda ella, aunque sea difícil distinguirlo, se encuentra un pequeño robot llamado "Wall-E", que nos devuelve un poco de aquel cine familiar y mágico de los buenos tiempos de Disney, y que se empapa con gusto del buen hacer de Charles Chaplin, el más grande de todos los tiempos.





Enlaces de interés:

Entrevista a Andrew Stanton(ElPaís.com)
Entrevista a Ben Burtt (ElPaís.com)
Entrevista a Rodrigo Blaas (Blogdecine)
Entrevista a Carlos Baena y Enrique Vila (Blogdecine)


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